Lesiones habituales de los corredores: periostitis tibial o fractura por sobrecarga
Cuando un corredor siente dolor en la zona de la tibia, en la mayoría de los casos se debe a una inflamación menor denominada periostitis tibial, una molestia que no nos impide correr y caminar durante el proceso de curación.
El mayor dolor o inflamación durante la lesión ocurre, tal y como nos explica Jeff Galloway en su Guía para correr durante toda la vida, en el momento de la salida de una carrera o caminata, y disminuye de manera gradual o desaparece al correr y al caminar. Tarda varias semanas (como mínimo) en curarse totalmente, por lo que deberemos tener paciencia.
Existen hasta tres variantes de esta lesión:
- Periostitis tibial posterior: una patología que consiste en la inflamación de la parte interna de la pierna que se irradia desde el tobillo y, a menudo, se debe a la hiperpronación del pie (en el momento de la impulsión, el pie realiza una rotación hacia el interior).
- Periostitis tibial anterior: debido sobre todo al hecho de tener una zancada demasiado larga al correr y, especialmente, al caminar. Durante su proceso de curación deberemos evitar los terrenos cuesta abajo.
- Fractura por sobrecarga o por estrés: si el dolor ocurre en un lugar muy específico y aumenta al correr, podríamos tener este problema, que es más serio y se está volviendo cada vez más común en atletas de cierta edad que realizan entrenamientos de velocidad y que corren más de tres días por semana. También les sucede a quienes arrancan muy fuerte demasiado pronto. Las fracturas por sobrecarga pueden indicar baja densidad ósea y déficit de calcio. Si sospechas mínimamente que pudieras tener esta lesión, no corras ni hagas otra actividad que afecte a la pierna y acude al médico. Esta lesión suponen semanas sin correr y normalmente requiere llevar escayola durante los primeros días.