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domingo, 12 de mayo de 2024 00:00h.

Cómo iniciarse a correr descalzo

Desde hace algún tiempo escucho a muchos corredores decir: “Tengo que probar esto del barefoot, ¿qué zapatillas me compro?“. Creo que lo de comprar zapatillas de manera casi compulsiva está en el ADN de cualquier corredor, pero hay que tener paciencia. Yo no digo que no compres unas zapatillas minimalistas, pero si quieres “probar esto del barefoot” y apreciar realmente sus beneficios, lo que tienes que hacer primero es correr descalzo.

Fotos: Maratón sub-3h descalzo en Montilla (Córdoba) - Santi Ruiz

Pero, ¿por qué descalzo?, ¿por qué no puedo correr con zapatillas minimalistas? Puedes correr perfectamente con zapatillas minimalistas, e incluso tradicionales, y mejorar o modificar tu técnica de carrera, pero nada será ni tan efectivo ni tan provechoso como aprender a correr descalzo.

Correr descalzo es como saltar sin red, tienes que hacerlo muy bien para no hacerte daño. Si experimentas descalzo hasta conseguir correr varios kilómetros sin hacerte daño y de manera fluida, aprenderás a correr con buena técnica aunque vayas calzado.

Nada será ni tan efectivo ni tan provechoso como aprender a correr descalzo.

El calzado distorsiona la información que recibimos, haciendo que sea mucho más difícil enseñarle a correr al cuerpo sin lesionarse. Esto ocurre con cualquier calzado, aunque sea minimalista.

El problema de correr descalzo empieza en la cabeza. La gente se imagina corriendo descalza por un callejón sucio y oscuro, lleno de cristales, clavos y todo tipo de objetos punzantes o porquería. Pasando junto a contenedores de basura, pisando mierdas de perros, etc. Aunque parezca de coña escucho a la gente hasta decir que te puedes clavar ¡¡¡jeringuillas infectadas!!!

 

La manera y la excusa

Al escuchar todo esto siempre pienso una cosa: cuando quieres hacer algo, encuentras la manera, y cuando no quieres hacerlo, encuentras la excusa. Hay otros a los que les da demasiada vergüenza que los vean descalzos por la calle, más incluso que si les vieran desnudos.

Correr descalzo no se limita a cambiar de tipo de zapatillas. Tienes que modificar totalmente tu manera de correr.

Hay una cosa que debemos tener muy clara: correr con la técnica de correr descalzo no se limita a cambiar de tipo de zapatillas. Tienes que modificar totalmente tu manera de correr, algo que incluye una profunda readaptación de toda la musculatura empleada, por muchos años que lleves corriendo y por muchos kilómetros que hagas al año. Por eso, lo primero es preguntarte por qué quieres hacerlo, qué esperas y qué buscas. Preguntarte si estás dispuesto a olvidarte de distancias, ritmos, tiempos y carreras, al menos durante un tiempo. Si te diviertes corriendo, no te lesionas y no quieres mejorar tus tiempos, lo de correr descalzo probablemente no sea para ti.

 

¿Por qué no empezar a correr con zapatillas minimalistas sin más?

Si ya eres corredor habitual y de repente un día te compras unas zapatillas minimalistas y sales a correr la misma distancia de siempre y al ritmo de siempre, te pueden pasar dos cosas:

1. Que corras haciendo muy bien la técnica porque la tienes muy asumida y sabes lo que hay que hacer. Esto es algo difícil si no eres un atleta de élite, pero aun en este caso, los músculos y tendones que utilizas ahora llevando este calzado no están acostumbrados a soportar grandes cargas de trabajo, por lo que en el mejor de los supuestos vas a tener durante varios días las agujetas más fuertes que has tenido en tu vida en la zona de los gemelos, por ejemplo. Serán tan dolorosas que te harán dudar de que sean realmente agujetas. Pensarás que te has roto algo porque eso no es normal.

2. Que corras como corres normalmente con calzado acolchado pero sin llevar la amortiguación a la que tienes los pies y articulaciones acostumbrados y te produzcas una lesión grave (fractura por estrés, por ejemplo).

Pase lo que pase, lo más probable es que te lo vuelvas a pensar mucho antes de volver a correr con esas zapatillas minimalistas tan molonas que te habías comprado. Es muy posible que no las vuelvas a utilizar para correr o que, siendo optimistas, digas que esas zapatillas son para días puntuales, para hacer rodajes muy cortos y rápidos. Y como ya “has probado esto del barefoot”, te verás en condiciones y con criterio suficiente para poder opinar sobre esta manera de correr cuando realmente aún no tienes ni idea.

 

Primero, corre descalzo

Si quieres probar el barefoot y quieres descubrir sus beneficios, primero corre descalzo. Vete a plena luz del día a un parque infantil, a un carril bici que conozcas y que esté limpio y en buen estado, a una pista de baloncesto o de tenis de cemento, pista de atletismo, circuito de mini karts, zona de ensayo de las autoescuelas, etc. Hay mil sitios. Lo más importante es que sea un terreno duro, liso y seguro. Nada de playa o césped.

Una vez allí, quítate las zapatillas, las tuyas, las de toda la vida. Déjalas a un lado o llévalas en la mano (si haces esto, disminuirá bastante tu sensación de vergüenza).

Una vez descalzo, olvídate de todo y simplemente corre.

Una vez descalzo, olvídate de todo y simplemente corre. No pienses en ritmo, distancia o técnica, concéntrate en la respiración. Aumenta la cadencia, acorta el paso y ve buscando de manera intuitiva la forma más cómoda de correr. Intenta relajarte y disfrutar de la cantidad de nuevas sensaciones que vas a percibir. Siente la dureza del suelo y su temperatura. Siente cómo cambia a cada metro que recorres. Siente cómo apoyan tus pies, cambia, experimenta con ellos. Siente toda la musculatura trabajando, abre y levanta los dedos y disfruta de esa sensación de ligereza y libertad únicas que se siente al ir descalzo. Es como la primera vez que te bañas desnudo en el mar.

Con hacerlo durante 400 metros es más que suficiente. Ahora vuelve a ponerte las zapatillas, hínchate de correr si quieres y observa la diferencia.

Ya está. No ha sido tan traumático, ¿no? No te has clavado cristales, no has pisado mierdas de perro y tampoco has visto jeringuillas. Incluso el duro suelo de hormigón o asfalto te ha parecido suave y mucho más blando y amigable de lo que esperabas.

 

Aprender a escucharse

Si te ha gustado la experiencia, repite al día siguiente o al otro, siempre que no te duela nada, la misma distancia. Repite esto al menos durante 2 meses aumentando la distancia 500 metros a la semana si todo va bien. Con molestias, por leves que sean, NO SE CORRE. Escucha a tu cuerpo y escucha a tus pies, siempre te avisan. Ya sé que parece muy poco, pero es más que suficiente. Éste es, a la vez, el punto más fácil de hacer y el más difícil de cumplir: TODO EL MUNDO SE EXCEDE y sé que tú también te excederás.

Escucha a tu cuerpo y escucha a tus pies, siempre te avisan.

Recordad que sobre esto nada es dogma. Cada persona es diferente, cada persona requerirá unos tiempos distintos y cada persona tendrá unos u otros problemas, pero todo es mucho más sencillo y natural de lo que parece al principio. Lo más importante es aprender a escucharse y hacerlo muy despacio, sin prisas y sin pretensiones. Pasa descalzo el mayor tiempo posible, paseando, en casa, en el parque, en el trabajo si es posible. ¡Aprovecha el buen tiempo!

En el próximo artículo veremos cómo se puede hacer la transición a correr con zapatillas minimalistas sin empezar desde cero y sin perder la forma.