En conferencia de prensa, las autoridades policiales anunciaron esta semana diferentes medidas de seguridad para corredores y espectadores como respuesta al atentado del pasado mes de abril en el maratón de Boston, que dejó tres muertos y más de 260 heridos.

El superintendente de policía, Garry McCarthy, aseguró que hasta el momento "no hay amenazas conocidas" contra la prueba, pero los servicios de seguridad "vigilarán cada paso de los atletas a lo largo de la ruta" por 29 vecindarios del municipio norteamericano.

Serán desplegadas patrullas con perros entrenados para detectar explosivos en puestos de control, y también habrá policías uniformados y de paisano. Asimismo, el centro de emergencia utilizará la red de 20.000 cámaras de seguridad policiales y privadas desplegadas en la ciudad para vigilancia electrónica, mientras que los puentes sobre el río Chicago que crucen los corredores serán controlados desde el agua por lanchas policiales.

Visitantes de más de 100 países

Los corredores tendrán que retirar personalmente los dorsales y usar bolsas de plástico numeradas por las autoridades para guardar sus pertenencias. No se permitirá que haya espectadores congregados en la salida ni en el punto final de la prueba. Además, solamente participarán atletas registrados y nadie podrá incorporarse a la carrera después de la salida o en la línea de llegada.

Michelle Boone, directora de asuntos culturales y eventos especiales de la municipalidad, dijo que el maratón atrae a Chicago a visitantes de todos los Estados Unidos y de más de 100 países. La carrera comenzará y finalizará en el Parque Grant, en el centro de la ciudad, y saldrá en dos tandas a partir de las 7:30 de la mañana.