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sábado, 04 de mayo de 2024 00:04h.

Camino Natural de la Terra Alta, en la provincia de Tarragona

Este tramo intermedio del viejo trazado ferroviario de la Val de Zafán, que cuenta con veinte túneles y cinco viaductos que permiten adentrarse por los profundos cañones y escarpadas laderas de esta abrupta comarca de inmensa belleza paisajística, fue fuente de inspiración de Pablo Picasso durante su juventud y posterior escenario de la Batalla del Ebro, uno de los más cruentos episodios de la Guerra Civil. Tiene una longitud de 22,6 kilómetros, con un desnivel positivo de 165 metros y un desnivel negativo de 475 metros.

Fotos: Magrama

La suave pendiente de este cómodo recorrido comienza en la antigua estación de Arnés-Lledó, cercana al río Algars, donde si el clima acompaña no se debe desaprovechar una excursión a la zona de baño situada en un azud bajo el antiguo viaducto del tren. Tampoco es desdeñable, antes de empezar la ruta, realizar una visita a las poblaciones medievales de Lledó y Arnes, situadas respectivamente a una distancia de 1,5 y ocho kilómetros.

 

Acueducto sobre el río Algars

El recorrido se encuentra perfectamente señalizado, y cada una de las antiguas estaciones cuenta con un merendero y paneles interpretativos del trazado. Además, bolardos en los cruces excluyen el paso a vehículos motorizados, siendo la ruta un territorio exclusivo para el excursionista.

El primer tramo, hasta llegar a la estación de Horta de Sant Joan, transcurre entre terrazas de olivar y almendro, salpicadas por rodales de pinar. La pendiente se mantiene suave gracias a la excavación de trincheras o terraplenes en las vaguadas del terreno. Tras atravesar el primer túnel, se llega a la carretera T-334, que debe cruzarse con cuidado y, aunque el pueblo queda a dos kilómetros del Camino Natural, es muy recomendable visitarlo, no sólo por la belleza de la urbe, que está declarada Bien Cultural de Interés Nacional, sino también por las vistas que ofrece de los Puertos de Beceite, con las Rocas de Benet como motivo central, así como de la vecina Montaña de Santa Bárbara, con el Convento de San Salvador al pie, ambos declarados Conjunto Histórico-Artístico.

No hay que olvidarse de admirar a Lo Parot, un olivo milenario que hay a las afueras de la localidad, que también cuenta con un Museo Picasso.

 

Tablas calizas del cañón del río Canaletas

Al retomar el recorrido hacia la Montaña de Santa Bárbara hay un camino indicado desde la ruta para visitar el convento, que queda a dos kilómetros. En este punto se abandonan las llanuras de cultivo para entrar en el barranco del río Canaletas, donde comienza la sucesión de túneles y viaductos que permiten unas vistas espectaculares. Los túneles más largos tienen iluminación automática, pero es aconsejable llevar la linterna siempre a mano.

Antes de llegar a la siguiente estación se abre la vista del valle hacia la Sierra de Bot, con lo que reaparecen terrazas cultivadas entre los pinares. En el fondo del barranco se aprecia una gran balsa de riego y la localidad de Bot al frente. Este pueblo es el único que linda con la vía y cuenta con fuente.

Tras Bot veremos un humilde monumento al antiguo tren, consistente en un billete del último viaje, y después de pasar un par de túneles, frente a la ermita de Sant Josep coronando un cerro, se entra en un cañón del río Canaletas, la zona más espectacular del recorrido por sus verticales caídas.

 

Escultura en el Camino, con la Mola d'en Canar a la derecha

Este tramo del trazado discurre atravesando sucesivas sierras a través de una titánica obra de túneles, viaductos y cornisas sobre el río. En un barranco algo más abierto, situado en el interior del angosto paso, se ubica la estación de Prat de Compte, desde la que sale una pequeña carretera que, serpenteando por la ladera, sube al pueblo, a tres kilómetros. Poco más adelante, una moderna escultura de hierro invita a parar en el camino y permite descubrir el esplendor de la Sierra de Bot, que de otra manera quizás pasaría desapercibida al dar la espalda del viajero.

 

De nuevo, el cañón se cierra dando lugar a los paredones verticales de la afilada Sierra del Crestal, que se hunden en el río. Nada más pasar este estrecho, se encuentra en un lugar privilegiado el Santuario de la Fontcalda, que cuenta con un balneario de aguas termales, al que se puede acceder desde el camino por una pista.

Después de la Fontcalda todavía queda cañón que recorrer y vistas para deleitar al viajero, mientras el río rodea la Sierra de Pàndols, túnel tras túnel, uno de ellos hace tiempo hundido, que hay que sortear por un camino señalizado que sale a la izquierda, antes de llegar a su boca.

 

El Balneario y el Santuario de la Fontcalda bajo la Sierra del Crestal

El final de la ruta se marca en la antigua estación de Pinell de Brai, situada junto a la carretera N-230. En este punto hay un aparcamiento y una zona recreativa, además del correspondiente merendero del Camino Natural. La localidad se encuentra a cuatro kilómetros río abajo y cuenta, entre otros encantos, con un edificio singular, obra maestra de Cèsar Martinell, discípulo de Gaudí: la Bodega Cooperativa (Celler Cooperatiu).

Desde este punto es posible proseguir la ruta a través del Camino Natural del Baix Ebre.