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martes, 30 de abril de 2024 00:00h.

Un estudio del IBV concluye que el diseño adecuado de las zapatillas previene el riesgo de lesiones

Elegir un calzado diseñado adecuadamente y fabricado con materiales de calidad previene el riesgo de lesiones. Según explica el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), el calzado, en su interacción con el pie y en cómo influye en la forma de correr, nos ayuda a reducir las fuerzas de impacto y las vibraciones que afectan a nuestras articulaciones, así como a evitar un movimiento excesivo en el tobillo, que se relacionan con las lesiones de ligamentos y tendones.

Texto y Foto: IBV

Desde el IBV recuerdan que los especialistas insisten en que al seleccionar una zapatilla debemos elegir un modelo que se adapte a nuestra forma de correr, proporcione estabilidad y amortigüe el impacto sobre el pie.

Esto se debe a que, cuando corremos, nuestro cuerpo sufre un impacto que se transmite por el sistema óseo. Por ejemplo, la tibia puede llegar a soportar una vibración de hasta 12 veces la aceleración de la gravedad. Al llegar a la cabeza las vibraciones pueden alcanzar hasta 3 veces dicha aceleración. Por este motivo es necesario correr con una zapatilla adecuada que nos ayude a reducir dichas vibraciones mediante una correcta transmisión de estas fuerzas.

Pisada pronadora, supinadora o neutra

Sin embargo, hay otros factores que influyen en el diseño del calzado, entre los que destaca el patrón de prono-supinación, es decir, el tipo de pisada que realizamos. En este caso, el calzado que utilicemos tiene que estar adaptado a cómo pisamos: si lo hacemos de manera neutra, hiperpronamos o supinamos.

La pronación es la tendencia a “hundir” el tobillo hacia el interior del pie. Cuando este movimiento es muy pronunciado, se habla de hiperpronación y puede dar lugar a lesiones en la práctica de la carrera. Una manera habitual de comprobar si pronamos en exceso es observar si la parte interior del talón de la zapatilla se desgasta más que el resto de la suela.

Cuando hablamos de un corredor supinador observamos el gesto contrario. El tobillo se dobla ligeramente hacia el exterior del pie. Estos atletas sufren mayores esfuerzos biomecánicos en la rodilla y en la cadera. En este caso, el desgaste en la zapatilla se producirá en la parte exterior de la suela. Se trata de una desviación poco común que afecta al 5% de los corredores.

En ambos casos existen grados de pronosupinación, por lo que en la selección de la zapatilla será importante una adaptación adecuada al corredor.