Parece que, en general, la primavera y el verano son estaciones en las que resulta más apetecible salir a correr, mientras que en otoño y, sobre todo, en invierno son muchos los runners que sienten cierta pereza para proseguir sus rutinas deportivas.

Si pertenecemos al grupo de atletas que considera que el frío no debe ser ningún impedimento para la práctica de nuestros entrenamientos, debemos tener en cuenta una serie de consejos y recomendaciones para que salir a correr no nos suponga perjuicio alguno, tal y como nos recuerda Daniel Camiroaga en las páginas del diario digital El Confidencial:

- Correr con un compañero, ya que de esta forma tendremos la obligación moral de no dejar tirado a nuestra pareja de entrenamiento.

- No hacer caso a los impulsos contrarios de la mente y salir a correr. Una vez superados los primeros metros, nuestro cuerpo entrará en calor y la sesión se desarrollará con normalidad.

- Hazte visible. Es probable que debamos entrenar de noche debido al menor número de horas de luz, por lo que es conveniente llevar ropa reflectante y correr siempre en dirección contraria al tráfico.

- Si el terreno está helado o embarrado, nos resultará complicado realizar series rápidas, por lo que podemos sustituir la velocidad por la acumulación de kilómetros.

- Selecciona el equipamiento adecuado para hacer running, protegiéndote sobre todo la nariz, las manos y las orejas al ser las primeras zonas de nuestro organismo que pueden sufrir signos de congelación. Los mejores aliados para temperaturas extremas son los guantes, un gorro o un pasamontañas, así como vestirnos en tres capas diferentes que incluyan camiseta técnica, forro y cortavientos como los que se pueden encontrar en Zalando. Unos buenos calcetines, además, nos ayudarán a cuidar los pies y protegerlos del frío.

- Seamos flexibles: si las condiciones son extremas en exceso, busquemos alternativas que no pongan en peligro nuestra integridad física, como cambios de horario y de ubicación o entrenar en el gimnasio. En caso de viento, se recomienda comenzar a correr en contra del mismo y finalizar a favor, porque de esta forma acabaremos con mejores sensaciones. La lluvia tampoco debe ser un obstáculo para cancelar un entrenamiento, a no ser que se trate de una tormenta o queramos realizar la sesión en plena montaña. Por último, debemos ser especialmente cautos ante la presencia de hielo o nieve, al aumentar el peligro de resbalones y caídas.