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miércoles, 01 de mayo de 2024 00:01h.

Barefoot running: No es cuestión de moda, es cuestión de salud

A estas alturas es muy probable que casi todos los lectores de Run&Walk hayáis oído hablar del barefoot o minimalismo, la creciente corriente consistente en correr descalzos o con un mínimo calzado protector, sin nada o con muy poca amortiguación y totalmente plano. En próximos artículos tendremos oportunidad de ir analizando esta eterna manera de correr, la técnica empleada, los cambios que requiere, los riesgos que conlleva y la controversia que genera.

Foto: Santi Ruiz

El ser humano está hecho para correr. Los biólogos evolutivos nos dicen que correr es la principal característica que nos ha hecho humanos. Nos dicen que somos como somos porque corremos y que podemos correr porque somos como somos. Somos animales especializados, más que ningún otro en la naturaleza, en correr.

No somos los más rápidos, pero sí de los más resistentes. Somos el único animal capaz de estar corriendo durante horas sin necesidad de detenerse bajo un sol abrasador y a más de 40ºC por nuestra capacidad de regular la temperatura corporal mediante la sudoración. Cualquier otro animal, después de un rato corriendo en esas condiciones, tiene que pararse hasta conseguir bajar su temperatura corporal. Por eso fuimos capaces de sobrevivir en la sabana africana. Este nivel de especialización para correr lo tenemos presente en toda nuestra anatomía, siendo los pies y su conexión con el cerebro su máximo exponente.

Somos animales especializados, más que ningún otro en la naturaleza, en correr.

Seguro que muchos os estáis preguntando que si esto es así, si estamos tan especializados, si hemos corrido durante millones de años y además descalzos la mayoría de ellos, ¿cómo es posible que ahora que disponemos de todos los adelantos científicos nos lesionemos tantísimo? ¿Cómo es posible que correr suponga un verdadero suplicio para tanta gente? ¿Por qué una persona sana que decide empezar a correr tiene que hacerse un análisis de pisada y usar un tipo de zapatilla u otro, con unos controles de movimiento u otros? ¿Acaso nuestros pies son tan distintos a los pies de hace sólo unas generaciones?

 

Correr de manera natural

El calzado es útil, siempre lo ha sido. Se calcula que empezamos a usar calzado hace 25.000-40.000 años. El calzado más antiguo conservado es una sandalia de hace 8.000 años. Hasta la década de los 60-70, el calzado utilizado para correr era totalmente plano: una fina suela con una cubierta lo más simple y ligera posible, según los materiales disponibles, sujeta al pie.

Hay que correr de manera natural, con el menor impacto posible y utilizando toda la energía de nuestros tendones.

Todo lo necesario para correr una milla en menos de 4 minutos (Roger Bannister, 1954) lo tenía el corredor en sus pies y en sus piernas. La amortiguación y la absorción del impacto las gestionaban nuestras estructuras naturales sin filtros. Para poder soportar esto, hay que correr de manera eficiente, suave y cómoda. Hay que correr de manera natural, con el menor impacto posible y utilizando toda la energía de nuestros tendones, funcionando todos en sincronía como si fueran potentes muelles repartidos por un enorme mecanismo articulado.

En los años 60-70 comienza el boom del correr popular. Corredores recreativos que buscan hacer una actividad saludable y placentera. Nace el jogging. Se empieza a correr de una manera distinta, intentando alargar la zancada e impactando primero con el talón.

 

Zapatillas acolchadas

Como correr dándote golpes contra el hueso del talón es tan doloroso como golpearte con un martillo, se empezaron a usar zapatillas con un fuerte acolchado en forma de goma y aire en el talón, lo cual hacía sentir comodidad y confort. Esta novedad causó furor y rápidamente se extendió por todo el mundo. Todos los fabricantes del momento se dedicaron a buscar una zapatilla que te permitiera sentir cómodo y blandito aunque te estuviera golpeando a cada zancada tus talones un martillo con una fuerza de 4 veces tu peso mientras mantienes la rodilla estirada.

A partir de ese momento, la amortiguación (lógicamente) y conceptos como soporte, control de la pronación y control de la supinación pasaron a ser los principales elementos a tener en cuenta a la hora de desarrollar zapatillas. Se olvidaron del movimiento natural original del pie al correr.

De forma paralela, la ciencia médica deportiva se ha centrado en estudiar, prevenir, diagnosticar y tratar lesiones producidas por esta manera de correr, a lo martillo, y así se ha enseñado en las escuelas.

A pesar de toda la I+D en calzado deportivo de los últimos 50 años, la tasa de lesiones en corredores ha seguido en aumento.

Se ha avanzado mucho y realmente somos muy buenos tratando lesiones causadas por el martilleo y diseñando zapatillas para camuflarlo, pero seguimos teniendo problemas, los datos están ahí. A pesar de toda la I+D en calzado deportivo de los últimos 50 años, la tasa de lesiones en corredores ha seguido en aumento desde entonces.

¿No es momento ya de plantearse, al menos un poco, si estamos haciendo algo mal? ¿Por qué no miramos hacia atrás, no digo al hombre de las cavernas, sino a hace 50 años, y vemos cómo corrían ellos? No es cuestión de modas, es cuestión de salud.

 

Cambiar hábitos mal adquiridos

Nos hemos olvidado de cómo corríamos, de cómo usábamos nuestros muelles naturales para correr cuando no existían las zapatillas modernas. Nos hemos olvidado de cómo lo hacíamos cuando aprendimos a andar.

Se trata de aprender a correr sin restricciones ni controles, fortaleciendo así nuestros pies.

Se trata simplemente de recordarlo, de cambiar hábitos mal adquiridos por hábitos más saludables y naturales para correr. No se trata de correr descalzo, aunque puedes hacerlo si quieres. No se trata de discutir en una sala o en internet sobre estudios y modas. Se trata de aprender a correr sin restricciones ni controles, fortaleciendo así nuestros pies. Se trata de correr sin lesionarnos, usando los muelles y no los huesos. Se trata de reflexionar al menos sobre nuestra manera de correr y sobre qué nos aporta realmente el calzado que usamos nosotros y nuestros hijos.

Os invito a descubrirlo.

 

Santi Ruiz - www.cualquierapuedehacerlo.es