Staine ya tiene una hija y un hijo de 7 y 11 años, respectivamente, aparte de ser la madrastra de otros tres hijos varones de una relación anterior de su esposo, John, con unas edades de 17, 19 y 20 años. "Pensaba que ya había terminado de tener hijos", bromea desde su cama en el hospital, puesto que en los meses anteriores no había “ganado peso ni sentido movimientos del feto”. Además, el marido se sometió hace un tiempo a una vasectomía.

"Tenía dolor de espalda el domingo por la noche y me duché con agua caliente para tratar de controlarlo", afirma Trish Staine. "El lunes por la mañana me desperté y me dolía aún más, y a medida que el día avanzaba, empeoró. Pensé que debería ir a urgencias, que me había roto un disco o que tenía un tirón muscular".

A pesar de eso, siguió con sus actividades previstas: fue a ver un partido de baloncesto en el que participaba John al mediodía y a un evento de su hija. Luego, por la tarde, el dolor ya fue insoportable y su esposo acabó llamando a una ambulancia.

“No sabía qué pasaba”

"Sentí como si me estuviera muriendo. No sabía qué pasaba", reconoce. Durante el examen en la sala de urgencias, Staine y su esposo quedaron estupefactos al enterarse que el personal médico había detectado un latido fetal.

A continuación, fue enviada rápidamente a maternidad, donde en el plazo de lo que a ella le parecieron “cinco minutos” dio a luz a una niña a la que han llamado Mira, diminutivo de Miracle (Milagro, en inglés). Nació con cinco semanas de antelación, pesó 2,89 kilos y midió 48 centímetros. Ambas se encuentran bien de salud, a la espera de recibir el alta y volver pronto a casa.