Some, que no estaba entre los grandes favoritos y batió su récord personal, se impuso al etíope Tadese Tola (2 horas, 6 minutos y 29 segundos), quien doblegó al sprint al también keniano Eric Ndiema, sin que ninguno pudiera batir el mejor tiempo de la prueba que estableció el año pasado el keniano Stanley Biwott en 2 horas, 5 minutos y 10 segundos.

En la categoría femenina, en una jornada soleada, sin viento y con entre 5 y 7 grados en los termómetros, la vencedora fue la etíope Boru Tadese, que logró la mejor marca de la competición con 2 horas, 21 minutos y 5 segundos, por delante de su compatriota Merima Mohammed y de la keniana y favorita Eunice Kirwa.

Los atletas tomaron la salida a escasos metros del Arco del Triunfo, descendieron la Avenida de los Campos Elíseos a través de la Plaza de la Concordia hasta la Bastilla, pusieron rumbo al Bosque de Vincennes y recorrieron la margen derecha del Sena para llegar hasta la Torre Eiffel, antes de dirigirse hacia el Bosque de Bolonia y terminar en la Puerta de Dauphine, en el límite noroccidental de la ciudad.

Durante la competición se repartieron 20 toneladas de plátanos en los puntos de avituallamiento de un recorrido en el que trabajaron 3.000 voluntarios y que estuvo a cargo de Amaury Sport Organisation, grupo propietario del diario L'Équipe y organizador del Tour de Francia.

Más allá de quienes intentaron subirse al podio, la maratón de la capital francesa es una carrera marcadamente popular que ha doblado su número de participantes en la última década y en la que el 30% de los atletas son extranjeros, la mayoría de ellos llegados de sus países expresamente para lograr la gesta bajo el cielo de París.

Los retos de los aficionados

Es el caso de Juha Ehrlom, economista finlandés de 31 años que junto con su novia Anna Kaisto se desplazó desde Helsinki para recorrer esos míticos 42,195 kilómetros. La idea original era ir a California, a correr el de Los Ángeles, pero los problemas de calendario hicieron que se decidieran por la Ciudad de la Luz. "Podíamos haber ido a Viena u otra ciudad, pero queríamos un maratón muy grande", explicó a Efe el joven finlandés, que es la segunda vez que se enfrenta a la maratón, después de hacerlo el año pasado en Estocolmo.

También los hay que aprovechan para darle un toque solidario a su reto personal, como el profesional de marketing Benjamin Cachot, de 25 años, que se marcó el objetivo de recaudar 450 euros para la asociación caritativa Enfants du Mékong, que ayuda a mejorar la nutrición, educación o sanidad de menores que viven en condiciones miserables en Asia. "En realidad, me inscribí tarde y era la única opción que quedaba para conseguir un dorsal", confiesa entre risas el joven residente en París, que dice haber constatado que "es fácil movilizar a los allegados y amigos a través de una buena causa en el deporte" y que "correr por algo hermoso te aporta un poco más".