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jueves, 28 de marzo de 2024 00:01h.

Culpables

El pasado fin de semana se celebraron diversas competiciones que han provocado fuertes críticas por parte de los participantes hacia las entidades organizadoras, aunque por su trascendencia y popularidad el protagonismo negativo se lo han llevado con todo merecimiento el Maratón de Madrid y la Ultra Trail Barcelona.

 

En Youtube podemos ver algún vídeo en el que se observa el desastre que supuso recuperar en Madrid las bolsas que contenían los objetos personales de los corredores, tiradas por el suelo alrededor de los camiones que supuestamente debían custodiarlas, sin vigilancia de ninguna clase. Es vergonzoso que después de terminar una distancia de más de 42 kilómetros, con el esfuerzo que supone, tengas que perder el tiempo hurgando entre miles de bolsas idénticas para encontrar la tuya. También es triste que los últimos en llegar no reciban la correspondiente medalla conmemorativa porque “ya se han acabado”.

 

Las redes sociales también han sido implacables con los errores de la Ultra Trail Barcelona, donde algunos corredores, por ejemplo, tardaron más de dos horas en completar los primeros diez kilómetros del trazado porque alguien decidió que los deportistas de las cuatro distancias en competición salieran a la misma hora, lo que provocó un extraordinario embudo durante los primeros tramos del circuito que se había diseñado. También ha habido quejas sobre falta de información, cambios de última hora, mala señalización, poca coordinación... Incluso se ha iniciado una recogida de firmas a través de Change.org para solicitar la devolución del dinero a los afectados.

 

Que el mercado del running se ha masificado en los últimos años es evidente, y también lo es que, salvo algunas excepciones, al corredor popular cada vez le cobran más dinero y le ofrecen un servicio peor. Ahora bien, somos nosotros los que decidimos libremente inscribirnos en una prueba, quienes elegimos entre un abanico cada vez más extenso de posibilidades en qué carrera queremos participar. Como en otros ámbitos de la vida, si te engañan una vez puede que sea culpa del otro, pero si el mismo individuo te engaña dos veces, entonces la responsabilidad es sólo tuya.