El sendero de gran recorrido burgalés, de 168 kilómetros, tiene su origen en Villasana de Mena y finaliza en Puenteduey, después de una ruta considerada de nivel alto y diseñada para completarse en unas 40 horas aproximadamente.

La Ruta de los Sentidos se desarrolla en el origen por una región montañosa, entre la Cordillera Cantábrica y los Montes Vascos, atravesada por un joven río Ebro vivo, rápido, caudaloso y limpio, que talla profundos cañones y desfiladeros a su paso.

El GR-85, en la provincia de Burgos, consta de nueve etapas que enlazan paisajes, enclaves naturales, pueblos y monumentos de gran belleza y con un gran valor cultural e histórico. Villasana de Mena, Castrobarto, Quincoces de Yuso, Quintanilla Montecabezas, Frías, Trespaderne, Puente Arenas, Tudanca, Soncillo y Puentedey (en esta localidad confluye con el GR-1) son el comienzo y final de cada una de las etapas de este atractivo sendero señalizado también con paneles informativos y marcas de pintura blanca y roja.

Sendero de las Brujas de Cernégula

La rehomologación de la Ruta de los Sentidos no ha sido la única actuación de la Fdmescyl en la provincia burgalesa durante 2014. La Federación ha sido partícipe de otras siete acciones, con especial relevancia en la homologación de los pequeños recorridos circulares: el Sendero de los Bosques de Obécuri y Bajauri, el de las Cuevas de Valdegoba, el Sendero de Ubierna entre la Dehesa y el Cañón, el Sendero de Las Brujas o el Sendero del Pan Perdido.

El acondicionamiento de estas sendas satisface la necesidad de habilitar estas zonas para el senderismo o el turismo rural en lugares con un importante valor paisajístico y para la biodiversidad en Castilla y León.

Una de las sendas más mágicas, pese a estar a la sombra de la famosa ruta de las Brujas de Zugarramurdi en Navarra, es el Sendero de las Brujas de Cernégula. Con apenas 11 kilómetros y un trayecto para completar en poco más de tres horas, se desarrolla alrededor de la laguna de Cernégula, recorriendo Fuente Hontoria, la Laguna de Venta la Perra, el Corral de la Magdalena y el Alto de el Hacedo, para regresar a la pequeña localidad burgalesa.

La tradición oral -e incluso algunos documentos- narran que en las orillas de su laguna y junto a un espino se reunían las brujas cántabras y asturianas, desplazadas cientos de kilómetros volando sobre sus escobas, para celebrar sus ritos y aquelarres.