“Tengo poca voz, el esfuerzo, hablar medio chillando y el hecho de pillar frío en la meta pasan factura a las cuerdas vocales”, afirma Maiora. La Transvulcania era para ella una de las carreras más importantes de esta temporada, una fecha marcada en fluorescente en el calendario desde principios de septiembre. “Quería debutar este año en larga distancia y tenía claro que sería en la Transvulcania”.

Según Maite, la clave para afrontar la carrera ha sido tener en mente el recorrido y ser consciente de su duración. Asegura que su estrategia no es salir al máximo, sino mantener la cabeza firme y controlando ritmos. “Intento ser consciente de la totalidad del recorrido y salir a un ritmo que sé que voy a poder aguantar. En este caso, he salido a un ritmo fuerte pero con cabeza, era mi primera ultra y quería llegar fresca a los kilómetros finales, sabía que podrían ser decisivos”, reconoce.

“Un buen 'galletón' en una bajada”

La corredora del Team La Sportiva Multipower comenta que en algunos de los segmentos del circuito hacía cambios de ritmo para probarse a sí misma y, de ese modo, amenizar los kilómetros, aventajarse de las perseguidoras y dar caza a las chicas de delante.

El duro recorrido y la cantidad de kilómetros por plena naturaleza son característicos del circuito, y a estos factores hay que añadir los percances e imprevistos durante la acción. “Me pegué un buen ‘galletón’ en una bajada. Me quedaron las rodillas destrozadas”. Aun así, consciente de que le quedaban todavía más de 15 km, siguió. “No podía hacer otra cosa, tenía por delante la parte final del circuito, incluyendo los 2.000 m de bajada técnica. Heridas de guerra, rascadas ensangrentadas y contusiones. Nada grave, pero son factores que te condicionan psicológicamente. Duele, molesta, escuece y lo peor es que te descoloca, pero hay que seguir”, afirma la atleta.

Tiempos de referencia

Maiora no tenía en mente el podio: quería hacer un tiempo concorde con los entrenamientos hechos, pero siendo consciente de su debut en la ultradistancia. La única referencia de la vasca eran los resultados de la clasificación femenina de 2013. “Mi referencia eran las chicas del año pasado. Sobre 8:20 h y 8:30 h era lo imaginado. Debía tener en cuenta que el año pasado los kilómetros finales fueron por asfalto y que en este 2014 la organización ha modificado el recorrido manteniendo la montaña en la parte final de la carrera, por lo que iba a tardar un poco más de lo esperado. Finalmente, tampoco tanto”, sostiene riendo.

En una de las bajadas, después del accidente sufrido, Maite recuerda que estuvo a punto de caerse de nuevo. “He disfrutado cada rincón del recorrido, sobre todo las bajadas; en alguna de ellas iba realmente rápido, hasta el punto de llegar a mirarme las rodillas sangrando y pensar: ‘Ojo, Maite, frena, que tienes que llegar’”.

La Sportiva Bushido

Maite Maiora corrió los 73,3 km de la Transvulcania con La Sportiva Bushido. “Se portaron de fábula”, reconoce. Tuvo la oportunidad, en uno de los avituallamientos, de hacer un cambio de calzado. “No quise cambiar, me estaba dando muy buenos resultados y el agarre que me proporcionaba me permitía correr con mucha seguridad”, añade.

Con la segunda posición en la Transvulcania, Maiora ha roto el hielo en las ultras y lo ha hecho por la puerta grande. Ahora su mente ya piensa en llegar en las máximas condiciones a Zegama. “Quiero disfrutar el momento, pero ya pienso en recuperar rápido y poder volver con las pilas bien recargadas para correr en Zegama en dos semanas”.

Ésta es otra gran cita señalada en el calendario de Maite con fluorescente. “Zegama es Zegama, es especial y juego en casa”, concluye la corredora de La Sportiva.