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jueves, 28 de marzo de 2024 00:02h.

El CSIC inicia en Barcelona un estudio para medir cómo afecta la contaminación a los que corren por la ciudad

El Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del CSIC ha iniciado este lunes en Barcelona un experimento para comprobar cómo afecta la contaminación del aire a las personas que acostumbran a correr por la ciudad, una investigación que también se desarrollará en Puertollano y en Ciudad Real.

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Foto: Efe

El proyecto, denominado Expo-Cov, cuenta con la financiación del Ministerio de Economía y Competitividad y se llevará a cabo hasta el próximo día 28 en el Parc de l’Escorxador de Barcelona, un lugar muy frecuentado por corredores y situado en una zona céntrica de la capital catalana, y en el vecino parque natural de Collserola, donde también acostumbran a acudir los corredores.

Con estos dos escenarios, según ha informado el CSIC, intentarán descubrir si hay diferencias sustanciales entre correr en un área limpia de contaminación, como es el campo, y en una ciudad contaminada.

“Normalmente se dice que los beneficios de correr sobrepasan los efectos negativos de la contaminación, pero la verdad es que no hay ningún estudio que haya intentado medir los efectos nocivos de la contaminación urbana en los que practican este deporte”, ha explicado Joan Grimalt, profesor de investigación del CSIC y líder del proyecto.

En Expo-Cov, más de una veintena de voluntarios correrán durante una hora dentro de la ciudad y, al cabo de tres días, en el campo. Durante las pruebas, los científicos medirán los niveles de exposición a contaminantes en aire, aire exhalado y orina de los deportistas y diferentes marcadores biológicos en sangre para averiguar si la contaminación supone una diferencia sustancial y en qué sentido.

 

Un total de 25 corredores voluntarios

Los 25 voluntarios irán en diferentes turnos, de uno en uno o, máximo, de dos en dos, y antes de iniciar la carrera pasarán un control médico. Los corredores llevarán una mochila a la espalda con una bomba de aire para medir los contaminantes orgánicos volátiles y otra para el carbón negro que están respirando.

También irán provistos de un GPS y de un pulsómetro para registrar su esfuerzo físico. Asimismo, los investigadores controlarán el número y la masa total de partículas que están en suspensión en el aire y recogerán muestras para analizar.

Las pruebas se realizan primero en Barcelona y, posteriormente, en Puertollano y Ciudad Real. El objetivo, según el CSIC, es realizar el experimento dos veces en verano y dos en invierno en cada una de las poblaciones y cada vez con ambos recorridos, uno en una zona contaminada y otro en una zona limpia.