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viernes, 29 de marzo de 2024 00:02h.

Camino de Mark Twain y Camino de la Marmota, dos rutas idílicas por la zona más ecológica de Los Alpes suizos

Zermatt es mucho más que una maravillosa e idílica localidad de Los Alpes coronada por el espectacular Cervino. Aun manteniendo la tradición, ofrece una estación de esquí para peatones y con sólo automóviles eléctricos, una explotación turística controlada, un cine instalado sobre un glaciar y el punto más soleado de toda Suiza.

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Fotos: Efe

El 14 de julio de 1865, el británico Edward Whymper era el primero en coronar la cima del Cervino, de 4.478 metros de altitud, uno de los picos más representativos de los Alpes y el símbolo de una de las estaciones de esquí más conocidas de Suiza y del mundo, Zermatt, en el sur de la Confederación Helvética, muy cerca de la frontera con Italia. Para conmemorar los 150 años de aquella ascensión, hubo distintas celebraciones.

Se diseñó todo un calendario de eventos tradicionales que demuestran lo orgullosos que están en Zermatt de su pasado y de su historia, algo que se refleja también en la obsesión de la estación por conciliar la modernidad con el total respeto por la naturaleza y que le ha llevado a ser pionera en el desarrollo sostenible.

 

Una estación ecológica en Los Alpes

Dentro de ese absoluto respeto al medioambiente, en Zermatt están prohibidos todos los vehículos que funcionan con motores de combustión, por lo que el visitante debe desplazarse a pie, en bicicleta o usar los pequeños autobuses eléctricos que se utilizan como medio de transporte. O alguna de las calesas tiradas por caballos que recuerdan tiempos pasados. Pero la prohibición no supone una molestia para los miles de visitantes anuales que llegan a Zermatt. El punto de acceso a la estación es Täsch, desde donde salen trenes y autobuses que unen los dos puntos cada 20 minutos.

Un sistema de transporte que forma parte del concepto 'Zermatt, estación de esquí sostenible', que tiene por objeto reparar de forma continua los daños que se producen en el medioambiente por la explotación de la estación en materia de vegetación o cualquier otro perjuicio para el paisaje. Es especialmente importante la labor que se realiza para conservar la flora, ya que Zermatt cuenta con 40 especies de plantas endémicas, como la Artemisa nivalis, la Phyteuna humile, el Trébol de las rocas, la Thlaspi lerescheanum o el Senecio halleri.

 

 

Además, el restaurante Matterhorn, situado a 3.883 metros de altitud, dispone de una instalaciones de tratamiento microbiológico para purificar el agua usada en la cocina y reutilizarla en las instalaciones sanitarias, aparte de autoasbatecerse con energía fotovoaltaica, al aprovechar que es el punto más soleado de toda Suiza. Sistemas que se extienden a toda la comuna de Zermatt, que se aprovisiona del agua de sus lagos y fuentes, de una gran calidad, y que sirve para generar energía hidráulica, que complementa a la solar.

 

El esquí no lo es todo

Toda una batería de medidas e iniciativas destinadas a proteger la espectacular naturaleza que ha hecho de Zermatt una atracción turística que va más allá del esquí, que aunque es su principal actividad, no es la única. No obstante, hasta en verano se puede esquiar -con un área de 21 kilómetros esquiable los 365 días del año-, y cada vez son más los visitantes que se acercan para disfrutar de muchas otras actividades al aire libre. Las excursiones en bicicleta de montaña son cada vez más frecuentes, ya que Zermatt cuenta con 100 kilómetros de pistas habilitadas a una altitud de entre 1.400 y 3.100 metros, con tres remontes mecánicos que permiten transportar las bicis.

También la visita a los impresionantes glaciares que rodean Zermatt, la subida a los observatorios para contemplar el inolvidable paisaje alpino, jugar al golf entre las montañas del valle de San Nicolás, pescar en los lagos de la zona, saltar en parapente o tomar el Glacier Express, el tren alpino que une Zermatt con Saint Moritz a través de un espectacular recorrido de casi 8 horas y que cruza 291 puentes y 91 túneles.

 

Trekking para disfrutar y concienciar

Pero, sin duda, dejando aparte el esquí y las escaladas para los más preparados, lo mejor que se puede hacer en Zermatt son las largas caminatas en las montañas, con paisajes que cortan la respiración y hacen al visitante transportarse al mundo de Heidi, aunque donde Johanna Spyri situó la historia de la pequeña huérfana fue en la localidad de Mainfield, en los Grisones (este de Suiza).

 

 

La red de caminos para hacer trekking se extiende a lo largo de 400 kilómetros, y los más altos se sitúan a 3.100 metros. Uno de los más curiosos es el denominado Mark Twain, en honor al escritor estadounidense, que escribió 'Una ascensión al Riffelberg', texto en el que rememora su viaje por la zona en agosto de 1878 y donde critica las expediciones que se realizaban en los Alpes en el siglo XIX, mediante la descripción paródica de una de ellas, en la que participaban 205 personas que cargaban en mulas y vacas un total de 22 toneladas de whisky o 154 paraguas, entre otros absurdos elementos.

O el camino de las marmotas, organizado para familias con niños pequeños, que pueden observar fascinados a estos animales, representados con pequeñas estatuas de madera a lo largo de todo el recorrido. Pero sin duda lo más especial de las caminatas es la posibilidad de combinar la actividad física con el medioambiente, ya que existe la opción de realizar una marcha por la montaña de cuatro horas, a 2.800 metros de altitud y escuchando historias sobre el clima.