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jueves, 28 de marzo de 2024 10:43h.

Børge Ousland, explorador y aventurero: “En las expediciones te conviertes en un hombre de la Edad de Piedra"

Ha cruzado el Polo Norte y el Polo Sur en solitario. Ha esquiado desde Rusia hasta Canadá y es considerado uno de los mayores exploradores polares de nuestro tiempo. El noruego Børge Ousland es digno sucesor de sus compatriotas Roald Amundsen y Fridjof Nansen. Ha visitado Madrid para recoger el Premio Internacional de la Sociedad Geográfica Española como reconocimiento a su trabajo como explorador. Mientras planea nuevos viajes a lugares tan remotos como los que ya ha explorado, Ousland se dedica a la escritura de libros de viajes (cuenta ya con nueve) y a la colaboración en películas sobre naturaleza.

Fotos: EFE

Como explorador noruego, le habrán comparado muchas veces con otros famosos aventureros como Amundsen y Nansen. ¿Cómo se siente cuando eso ocurre?

Lo cierto es que me gusta (risa). No, en serio, son personas que me han inspirado a la hora de hacer mis viajes. Ellos fueros los encargados de sobrepasar los límites establecidos respecto al hielo en los viejos tiempos y yo trato de hacer lo mismo, pero en la actualidad. Son épocas diferentes y, por tanto, los retos han cambiado, pero sigo teniendo la sensación de que tengo cosas en común con ellos.

Realizar esos viajes por su cuenta, sin equipos de apoyo, ¿es uno de esos grandes retos a los que hace referencia?

No es tan complicado como la gente piensa. Bueno, tampoco es que sea fácil, pero creo que está dentro de las posibilidades de todo el mundo sacar la fuerza suficiente para sobreponerte a tus propios miedos y ser capaz de estar solo, de estar a la intemperie por tu cuenta… Tienes que pensar que cuando estás en medio de una expedición siempre están pasando cosas nuevas y diferentes, no es como si estuvieras sentado, solo, en la celda de una cárcel. Tienes algo en lo que concentrarte, retos que superar, y si te gusta lo que estás haciendo y eso tiene un sentido para ti y para tu vida, entonces eres capaz de conseguir grandes cosas.

Pero habrá momentos en los que sí tiene tiempo para pensar y le acecharán los miedos, por ejemplo, durante las noches.

Sí, pero tienes que hacer de ese miedo un amigo, ser capaz de decirte a ti mismo “vale, lo que estoy sintiendo es real, pero estoy haciendo algo que me gusta, me he preparado a conciencia para ser capaz de conseguirlo. Siempre puede ocurrir algo, pero, si ocurre, seré capaz de salir adelante porque para eso me he entrenado. Tengo las cualidades necesarias para salir de esto de forma segura”.

Lo que quiero decir es que el miedo, para mí, es algo irracional, es sólo un sentimiento y puedes hacer que ciertos sentimientos se diluyan. En definitiva, puedes sobreponerte a tus propios miedos, tienes que aceptarlos, porque son parte de ti, pero debes seguir adelante pasado un tiempo.

¿Por qué ha optado por emprender ciertas expediciones en solitario?

Bueno, también he hecho algunas en equipo. Pero me gusta emprender expediciones en solitario porque me enfrento también al reto mental. Se unen la faceta física y mental a la hora de superar tus limitaciones y me resulta interesante.

¿En algún momento ha temido por su vida?

Si, a veces. Sobre todo cuando te mojas. En ese momento piensas que puede que sea lo último que vas a hacer en tu vida. Es muy peligroso.

Y en esos momentos, ¿se le pasa por la cabeza dejar la vida de explorador?

Normalmente eso lo piensas al principio de las expediciones. En las expediciones en solitario tienes que aprender, en cierto modo, a vivir como un animal, a formar parte de la naturaleza, para ser capaz de seguir adelante. Te lleva como dos semanas llegar a ese punto mental. En la primera parte del viaje, cuando aún tienes mucho “equipaje” de la civilización, te cuestionas por qué estás haciendo eso y es muy difícil, pero tras esas dos primeras semanas todo lo que proviene de la civilización se diluye y pasas a formar parte del entorno, como un nombre de la Edad de Piedra.

Háblenos más acerca de su entrenamiento. Muchos dicen que prepara sus viajes a conciencia y que ésa es la clave de su éxito. ¿Cuánto tarda en preparar un viaje largo y difícil como la travesía por el Polo Norte?

Suele llevar alrededor de un año. Para preparar mis viajes, lo primero que hago es tener claro un plan y, a partir de ahí, analizar cuáles son los mayores problemas y centrarte en ellos para tratar de discurrir cuál es el mayor obstáculo al que te enfrentas y preguntarte qué puedes hacer para resolverlo. Inicias así el proceso de superar todos esos problemas y, con un poco de suerte, al final eres capaz de llevar a cabo el viaje que te habías propuesto.

Luego hay que preparar cosas prácticas. Por ejemplo, me dejo crecer la barba porque así proteges la cara del viento, aunque luego también tienes que emplear ungüentos para no quemarte con él.

¿Qué detalles, que a priori parecen obvios, ha acabado aprendiendo sólo a base de experiencia?

Por ejemplo, que siempre es mejor llevar dos trineos en lugar de uno. Me explico: cuando llevas un trineo de gran envergadura y tienes que atravesar grandes desniveles de hielo, resulta muy pesado. Pero si llevas dos, unidos con un cabo de cuerda, resulta mucho más fácil de transportar. Me llevó quince años darme cuenta… (risas). Siempre hay algo nuevo que aprender.

Uno de esos problemas será la alimentación. Al viajar sin equipo de apoyo debe llevar encima todos los alimentos que va a tomar durante la expedición y tendrán que ser ligeros. ¿Qué suele comer?

En realidad, tomo productos muy básicos, no hay mucha variedad. Me alimento de harina de avena en forma de gachas, una mezcla de frutas deshidratadas, frutos secos, chocolate y algo de carne deshidratada que tomo con puré de patatas.

La sed sin embargo no es un problema. Siempre llevo algo de agua, pero en realidad no bebo mucho, porque no sudo mucho. Hay que evitar el sudor porque la humedad puede volverse en tu contra, así que te pasas todo el tiempo reajustando tanto la ropa que llevas encima como el paso para evitar sudar, y si haces todo eso, no tienes que beber demasiada agua. No es como cuando estás en un ambiente muy cálido. Allí hace frío y, de hecho, tienes que procurar pasar un poco de frío para esquiar rápido sin llegar a sudar.

¿Cuáles son sus próximos proyectos aventureros?

Estoy a punto de viajar a Georgia del Sur, para cruzar el glaciar siguiendo los pasos de Ernest Shackleton. Un viaje relativamente corto, de sólo tres semanas. Después iré a Patagonia, en noviembre, para cruzarla y atravesar sus paisajes de hielo.

Se dice que no elige sus viajes para ser el primero en alcanzar cierta meta, sino porque se trata de retos que le atraen.

Es verdad, pero aparte de la motivación de emprender un gran viaje, de la aventura de la exploración, etc., muchos tienen el aliciente de ser el primero. Es una gran satisfacción conseguir ser el primero en lograr cierto reto y convertirte así en parte de la historia de la exploración. A mí me gusta ser un buen explorador, y eso te lleva a intentar grandes logros para conseguirlo.

¿Cuál es el lugar más impresionante al que ha viajado?

Creo que el Polo Norte. Es muy impresionante. Parece un planeta diferente. La oscuridad es el mejor momento, se ven todas las estrellas… Es precioso y alucinante al mismo tiempo.

Al margen de sus expediciones, ¿va alguna vez de vacaciones?

A veces… (risas). En realidad prefiero pasar el tiempo libre en Noruega. Aunque de cuando en cuando está bien pasar unos días en Madrid, disfrutar de su gastronomía, un buen vino… Lo que tengo claro es que prefiero los sitios con acción y actividades. Los sitios de relax, como mucho, para una semana.