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viernes, 29 de marzo de 2024 00:02h.

Vigorexia, la enfermedad de los adictos al ejercicio físico

La adicción al ejercicio físico es una alteración mental que padecen los varones de entre 18 y 35 años, de clase media-baja y con poca autoestima. Se trata de un trastorno conocido como vigorexia, una obsesión que provoca que los afectados tengan una visión distorsionada de su físico.

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Foto: Efe

El espejo no suele mentir, pero a las personas vigoréxicas no les dice toda la verdad, sino que les devuelve el reflejo de alguien enclenque y débil, llevándoles a la obsesión por su cuerpo. El doctor Luis Franco Bonafonte, responsable de la unidad de medicina del deporte del Hospital Sant Joan de Reus y miembro de la Federación Española de Medicina del Deporte, y Carlos Bernardos, director técnico del centro deportivo GO fit, nos explican las causas y los porqués de este trastorno.

Las personas que padecen vigorexia “suelen ser jóvenes de 18 a 35 años y, aunque es más frecuente en los varones, en los últimos años se está produciendo un aumento de casos entre las mujeres”, asegura el doctor Franco.

Se trata de una alteración que no sólo afecta a los individuos que acuden obsesivamente al gimnasio, sino también a deportistas de fondo y bicicleta. El doctor explica que existen dos tipos de vigorexia:

- La que afecta a personas que tienen una alteración importante de la imagen corporal, que cada vez quieren estar más fuertes.

- La que se da en personas que se encuentran bien haciendo ejercicio, que se someten a entrenamientos diarios y no conciben la vida sin estar continuamente haciendo deporte.

 

Causas

La falta de autoestima suele ser uno de los principales detonantes de esta alteración, “generalmente, las personas que sufren estos problemas suelen ser inmaduras, introvertidas y, sobre todo, inconformes con su apariencia”, afirma Bernardos.

Mejorar el aspecto físico es importante, pero para conseguirlo se necesita, además de una genética favorable, tiempo, esfuerzo, un programa racional de entrenamiento y una alimentación adecuada, afirma el director técnico de GO fit.

“El problema surge cuando este objetivo se convierte en una obsesión y, para conseguir un físico perfecto, se utilizan recursos que a corto plazo son eficaces pero a que a medio y largo plazo pueden acarrear graves riesgos para la salud”, asegura.

 

Problemas que genera el exceso de ejercicio

El consumo de hormonas y anabolizantes y la práctica de ejercicio físico de forma compulsiva son los hábitos que adquieren los que padecen este trastorno. Además, “tienden a seguir dietas desequilibradas y poco saludables, especialmente por el exceso de proteínas, aminoácidos y carbohidratos”, explica el doctor Franco.

Las personas obsesionadas por el ejercicio físico “son propensas a sufrir lesiones en el aparato locomotor, especialmente aquéllos que se someten a volúmenes y cargas de entrenamiento constante; sin embargo, los deportistas cuyo ejercicio se basa en la carrera suelen ser víctimas de lesiones tendinosas, lesiones articulares y lesiones musculares”, añade el especialista.

Además, son comunes la aparición de acné, problemas sexuales y cardíacos, lesiones hepáticas, retención de líquidos, cambios en la voz o en el carácter y trastornos metabólicos.

 

Tratamiento

Según el doctor Franco, “el tratamiento se basa en modificar esos malos hábitos realizando otras actividades que no sean sólo deportivas y contar con apoyo psicológico y psiquiátrico con el fin de recuperar la autoestima”.

Cuidar el cuerpo desde la infancia ayuda a que estemos en buena forma física en un futuro, un hecho que contribuye a que la autoestima no flaquee. “La educación física escolar debe contemplar entre sus objetivos principales la creación de hábitos saludables relacionados con la actividad física en lo concerniente no sólo al ejercicio, sino a lo que es más importante, la alimentación y el descanso”, remarca Bernardos.

Es difícil establecer un modelo corporal saludable estándar, ya que cada persona es diferente y hay algunas que, sin haber hecho nunca ejercicio, tienen una gran calidad muscular debido a su genética o a su estructura ósea.

“Lo que se debe valorar, en todo caso, tanto desde el punto de vista estético como de la salud, es la proporcionalidad. Para detectar este trastorno pueden ser significativos los cambios bruscos de aspecto físico y un desarrollo muscular excesivo y muy rápido”, apostilla.

Es una enfermedad que hoy en día aún no está bien definida; las personas que la padecen no son conscientes de su problema, por lo que “es imposible saber el número de afectados, ya que no suelen acudir a consultar a los especialistas”, concluye el doctor Franco.