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viernes, 19 de abril de 2024 00:10h.

Cómo superar el punto de fatiga en el que tiendes a bajar el ritmo o abandonar

Inicias un entrenamiento fuerte o una prueba dura y llega un momento en el que sientes que ya no puedes más. El hemisferio izquierdo de tu cerebro empieza a decirte que hoy no serás capaz de lograr tu objetivo, así que bajas el ritmo o abandonas porque ya habrá otros días para trabajar con mayor intensidad. ¿Qué corredor no ha vivido esta situación en alguna sesión? Jeff Galloway, en su Guía para correr durante toda la vida, nos explica cómo superarla.

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Foto: Kalenji

Lo primero que debemos considerar es si existe una verdadera razón médica por la que no podamos correr tal y como hemos proyectado. Si la hay, nos contendremos y actuaremos de forma conservadora porque, en efecto, ya habrá más días.

Si la temperatura o las condiciones atmosféricas son adversas, nos ajustaremos a ellas. Por ejemplo, a partir de 16ºC, baja el ritmo cada vez que la temperatura suba dos o tres grados; es decir, a los 18ºC, a los 21ºC, a los 24ºC, a los 27ºC, etc.

En la mayoría de los casos, cuando la temperatura es inferior a 16ºC, el problema es sencillo: te cuesta vencer el malestar que esto te puede ocasionar. La manera más efectiva de mejorar la fortaleza mental es intentándolo poco a poco conforme vas superando tus límites, tal y como se hace con los programas de entrenamiento de la velocidad, aumentando progresivamente el número de repeticiones. Al ir incrementando de forma gradual la distancia recorrida o el número de sesiones de velocidad, la coordinación entre cuerpo y mente te permite superar todas las dificultades.

Un elemento importante es no abandonar: ignora los mensajes negativos y mantente concentrado hasta el final de la carrera. Si estás entrenando, aguanta y sigue adelante.

 

Estrategias

Si te estás cansando mucho y realmente te gustaría dejarlo o bajar el ritmo, prueba a dividir lo que quede de sesión o prueba en segmentos que sepas que puedes hacer:

- Un minuto más: corre durante un minuto y luego reduce ligeramente el ritmo o camina durante 10-20 segundos. Repite este proceso de nuevo, y luego las veces que haga falta.

- Diez zancadas más: corre unas diez zancadas, baja el ritmo y luego repite la operación tanto como creas conveniente.

- Una zancada más: sigue diciéndolo una y otra vez. Acabarás cumpliendo el objetivo que te hayas propuesto.

 

Tres palabras mágicas

Jeff Galloway utiliza tres palabras mágicas: relajar, reservar y deslizar. Son los tres desafíos a los que nos enfrentamos, sobre todo en sesiones de entrenamiento o en competiciones muy duras. Primero, me pongo tenso cuando estoy realmente cansado, preocupado porque tendré que esforzarme mucho para llegar al final. Segundo, siento la pérdida de impulso y fuerza que tuve al principio y preveo que no me quedarán energías para después. Tercero, mi técnica empieza a deteriorarse y me obsesiona que la aparición de una mayor fatiga de los músculos y tendones me empuje a correr dando tumbos.

Para el autor, no son los problemas en sí los que producen la verdadera ansiedad, sino la preocupación por ellos. Por eso, cuando algo empieza a ir mal, repite esas tres “palabras mágicas”, que son relajar, reservar y deslizar, una y otra vez. En lugar de aumentar su ansiedad, la repetición de las palabras le calma. Aunque no se sienta igual de fuerte en el kilómetro 8 que en el 2, le capacita saber que dispone de una estrategia y que puede recurrir a su experiencia. Así, cuando las piernas empiezan a perder eficiencia e impulso, realiza los ajustes que le permiten seguir hasta el final.