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viernes, 29 de marzo de 2024 00:25h.

Recomendaciones para superar un mal momento en una carrera y poder terminarla

En cualquier carrera en la que participemos, desde la más suave a la más dura, es probable que en algún momento atravesemos una de esas fases en la que suframos algún problema que nos haga dudar, con la consiguiente emisión de mensajes negativos procedentes del cerebro reflejo.

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Foto: nutriresponse.com

Jeff Galloway nos explica en su libro Entrenamiento mental para corredores que si nos centramos en esos mensajes, produciremos péptidos de actitud negativa. Por ello, lo mejor es seguir esta serie de recomendaciones:

 

- Al ensayar cada mensaje negativo que puedas recibir, te desensibilizarás de su efecto de disminución de la motivación.

 

- Haz frente a cada frase negativa con una afirmación positiva: 'Déjalo, hoy no es tu día' / '¡No te des por vencido!', 'Hay más carreras' / '¡Puedo hacerlo!', '¿Por qué estoy haciendo esto?' / '¡Me estoy haciendo más fuerte!'

 

- Evalúa si hay una verdadera razón médica. Si se trata de un problema de salud, da media vuelta y resérvate, porque sí que es cierto que ya habrá otros días. Sin embargo, lo más frecuente es que el cerebro reflejo esté respondiendo al aumento del estrés de la carrera liberando péptidos negativos, creando un mal ambiente emocional. Una buena estrategia cuando comienza esta caída de la actitud consiste en dejarse llevar un poco. Si es necesario, haz una breve parada para caminar (15-20 segundos), reorganizarte mentalmente y centrarte en el siguiente segmento de la carrera.

 

- Activa tu respiración rítmica. Sonríe y comienza de nuevo a correr con ligereza y una cadencia suave. Cada una de estas acciones activa el lóbulo frontal y estimula los péptidos positivos para transmitir un mensaje de esperanza por todo el cuerpo.

 

- Continúa haciendo frente a los mensajes del hemisferio cerebral izquierdo con declaraciones de fuerza: '¡No voy a abandonar, puedo hacerlo!'

 

Por supuesto, ninguna de estas estrategias es universal, así que lo más recomendable es que se adapten a las necesidades y fortalezas de cada persona y situación concreta.