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sábado, 20 de abril de 2024 00:06h.

La mejor manera de prevenir un calambre o de afrontarlo mientras corremos

Cualquier corredor habitual sabe que, tarde o temprano, se expone a experimentar un calambre aislado. Se trata de contracciones musculares que pueden ocurrir tanto en un entrenamiento como en mitad de una prueba competitiva, o también durante la noche mientras dormimos o simplemente sentados en el sofá viendo la televisión. Jeff Galloway nos explica en su libro Guía para correr durante toda la vida las mejores maneras de prevenirlos y afrontarlos.

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Foto: El Correo

Los calambres varían en intensidad. La mayoría son leves, pero algunos pueden ser tan intensos que paralizan los músculos y el dolor resulta insoportable. Si se presentan repentinamente mientras corremos, deberemos parar o bajar de forma significativa el ritmo, relajar la musculatura y masajear con suavidad la zona afectada, algo que nos ayudará a aliviarlos. Por el contrario, los estiramientos pueden empeorarlo o llegar a desgarrar las fibras musculares.

 

Causas

Gran parte de los calambres se producen a causa de sobregarcas (haciendo más que en los últimos días o llegando al límite de forma reiterada, especialmente en condiciones de calor). Algunos elementos que fomentan su aparición son:

- Correr de manera continua, por lo que una buena opción para evitarlos o reducirlos sería realizar descansos caminando con mayor frecuencia.

- Unas condiciones climáticas de calor. En este caso, una buena bebida electrolítica consumida a lo largo de toda la jornada puede servir para reponer las sales que el cuerpo pierda con el sudor.

- Ciertos fármacos tienen a los calambres entre sus efectos secundarios conocidos, sobre todo los diseñados para reducir el colesterol.

 

Cómo afrontar los calambres

1. Realiza un calentamiento más largo y suave.

2. Acorta la parte de correr, aumenta la de caminar o tómate más descansos caminando con mayor frecuencia.

3. Baja el ritmo al caminar.

4. En días calurosos o muy húmedos, acorta la distancia recorrida.

5. Divide la carrera en dos segmentos.

6. Trata de descubrir cualquier otro ejercicio que pueda estar causando los calambres.

7. Tómate una tableta de sal tamponada al principio del ejercicio.

8. Al dar las zancadas, no realices impulsos muy fuertes ni te separes excesivamente del suelo al rebotar.

9. Durante las sesiones de velocidad en los días de calor, camina más durante el intervalo de descanso.