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viernes, 29 de marzo de 2024 00:02h.

La mayor parte de la población mundial consume cantidades inadecuadas de grasas

El consumo de ácidos grasos saturados es superior al necesario y el de poliinsaturados menor de lo recomendado para mantener una alimentación equilibrada. Ésta es una de las conclusiones de un estudio publicado en la revista The Annals of Nutrition and Metabolism que ha sido elaborado por investigadores de Top Institute Food and Nutrition de los Países Bajos, de la canadiense The Micronutrient Initiative y de Unilever.

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Foto: En forma 180

La revista científica internacional The Annals of Nutrition and Metabolism publica en su último número las conclusiones de los investigadores Rajwinder K. Harika, Ans Eilander, Marjan Alssema, Saskia JM Osendarp y Peter L. Zock acerca del consumo de la cantidad de grasas, así como de su tipología, en 40 países diferentes, informa el Instituto Flora, entidad creada por Unilever.

Los autores del artículo concluyen que en la mayoría de los 40 países estudiados no se ingieren las cantidades adecuadas de cada tipo de ácidos grasos. La población de 29 de estos países incluye en su alimentación más grasas saturadas de las recomendadas, mientras que en 20 no se toman las cantidades necesarias de poliinsaturadas, por lo que la ingesta de ácidos grasos esenciales, omega 3 y 6, son insuficientes.

 

Recomendaciones de la OMS

Según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre un 20 y 35% de la energía diaria ingerida debe provenir de los lípidos para asegurar un correcto funcionamiento del organismo.

Hay que reducir el consumo de grasas saturadas; éstas deben aportar como máximo un 10% de la energía, mientras que se debe fomentar el consumo de grasas poliinsaturadas, aportando del 6 al 11% de la energía.

 

Papel de médicos y nutricionistas

El presente estudio pone de manifiesto el papel fundamental que deben jugar las entidades médicas y los profesionales de la salud en la concienciación sobre la importancia del consumo de ácidos grasos y su incorporación en la alimentación.

Según explica la doctora Juana Morillas, experta en Nutrición consultada por el Instituto Flora, “aún queda mucho trabajo por hacer en cuanto a la sensibilización respecto a la existencia de los distintos tipos de grasas y el papel que éstas cumplen en la salud cardiovascular. Nuestro papel como expertos debe centrarse en la prevención y fomento de unos hábitos de vida más saludables”.

 

Panorama global

En su desglose por países, son varios los Estados que suspenden en cuanto a la ingesta de ácidos grasos. En Europa, únicamente los Países Bajos llevan a cabo un consumo de grasas poliinsaturadas dentro de los niveles recomendados, un 6,8%, mientras que en el campo de las saturadas exceden el nivel máximo, situándolo en el 13,1%.

El resto de países europeos examinados tampoco cumplen las recomendaciones nutricionales. Suecia es el que más se excede en el consumo de ácidos grasos saturados, con un 14,5%. En el ámbito mundial, Indonesia es el que posee hábitos menos saludables en cuanto al consumo de grasas, puesto que consume más del doble de grasas saturadas recomendadas (20,9%) y la mitad de las poliinsaturadas (3,5%).

 

España también suspende

España suspende en ambas categorías. Respecto a la ingesta de ácidos grasos saturados, supera por dos puntos las recomendaciones de la OMS con un 12%, mientras que en el caso de las grasas poliinsaturadas no llega a la cantidad necesaria de entre 6-11%. Los españoles consumen 5,6% de poliinsaturadas.

Entre los aprobados destaca el caso de Sudáfrica, que mantiene una ingesta de grasas adecuada: 7,8% de ácidos grasos saturados y 6,3% de poliinsaturados.

 

Conclusión

Como conclusión general de este estudio ('SAFA-PUFA intake study') destaca que la población no ingiere el tipo de grasa adecuado, siendo necesario en la mayoría de los casos reducir la cantidad de grasas saturadas y aumentar las poliinsaturadas para mantener una alimentación cardiosaludable, ya que hay grasas poliinsaturadas, como el DHA y el EPA, que contribuyen al normal funcionamiento del corazón y al mantenimiento normal de los triglicéridos y grasas esenciales, Omega 3 y 6, y cumplen un papel en el mantenimiento normal del colesterol.