Para realizar este renovador proceso se utiliza la criosauna, una cabina que desprende una mezcla de nitrógeno helado y aires vaporizados, por lo que la sensación térmica no alcanza tales niveles extremos de frío, sino que se produce una impresión de frescura mientras se activan las llamadas hormonas de bienestar.

Además de las características estéticas del tratamiento (se consigue una piel mucho más suave), este enfriamiento ayuda a mejorar los procesos metabólicos, disminuye la ansiedad y la fatiga, y despierta al sistema inmunológico, por lo que se eliminan más toxinas y mejora la salud en general.

Aplicaciones terapéuticas

Los aspectos curativos son múltiples debido a su capacidad para mejorar el tratamiento integral. La crioterapia en pacientes se manifiesta sobre todo en la mejoría del sistema músculo-esquelético (artritis, espondilitis, radiculitis) y de enfermedades cutáneas (dermatitis atópica, eczema, psoriasis). También es muy efectiva en el campo del deporte para curar lesiones. Por este motivo, ya son muchos atletas, entre ellos las estrellas de la NBA o de la liga profesional de béisbol americana, los que utilizan la crioterapia como un tratamiento más entre sus sesiones de fisioterapia. De hecho, Estados Unidos ya cuenta con más de 200 criosaunas en toda su geografía.

La crioterapia nació en Japón en 1978, donde gracias al doctor Yamaguchi y sus desarrollos sobre esta técnica para demostrar mejoría entre los pacientes se revelaron sus aspectos curativos.

Ahora avanza a pasos agigantados como un tratamiento innovador y revolucionario que fortalece cuerpo, mente y alma gracias al suministro de oxígeno y nutrientes en todas las partes del cuerpo.