Por lo general, el flato se localiza bajo las costillas, normalmente en el lado izquierdo, y no afecta sólo a los corredores. Todos los deportistas que practican disciplinas de resistencia, en especial los ciclistas y nadadores, pueden sufrirlo.

A pesar de los numerosos estudios al respecto, las causas que favorecen la aparición de este dolor siguen siendo desconocidas. Los calambres musculares del diafragma, debidos a una falta de oxigenación durante el esfuerzo físico, se han considerado muchas veces responsables del flato, pero algunas investigaciones recientes han demostrado que no existe ningún aumento de los espasmos en la zona del diafragma cuando un corredor es víctima del flato.

Una nueva teoría asegura que una mala posición del cuerpo, principalmente un arqueo excesivo de la columna vertebral, puede originar problemas respiratorios que llevarían a la aparición del flato.

Consejos para acabar con el flato

Es evidente que la técnica más eficaz para no tener que curar siempre consiste en la prevención. Y si hablamos de flato, lo primero en lo que tenemos que centrarnos es en la respiración:

- Evitar las inspiraciones y expiraciones entrecortadas. Hay que respirar de la manera más regular posible, sea cual sea la velocidad y la intensidad del esfuerzo.

- Aspirar y expulsar el aire por la boca, haciendo trabajar la columna de aire. La respiración debe venir del vientre y no del pecho.

Si aparece el flato y resulta molesto, hay que apretar suavemente y de manera progresiva la zona que duele. Luego debemos inspirar lo más profundo que se pueda y cortar la respiración durante dos o tres segundos. A continuación hay que expulsar el aire de manera prolongada, manteniendo la boca bien abierta.

Si el flato persiste, es mejor dejar de correr y caminar unas decenas de metros manteniendo un ritmo respiratorio lo más regular y profundo posible.