Según una información recogida por The Washington Post, todo comenzó en marzo de 2012, cuando la ciudadana Valerie Bezdek decidió presentar una denuncia contra Vibram USA, con sede en Massachusetts, por considerar que había engañado a los consumidores al afirmar en diversas campañas publicitarias que su calzado FiveFingers “puede fortalecer los músculos y reducir lesiones en los pies sin que esto haya podido ser demostrado científicamente”. Luego vinieron otras dos demandas colectivas reportadas en California e Illinois, las cuales fueron absorbidas por el expediente abierto por Bezdek.

Aunque la empresa no ha admitido ninguna falta real o potencial ni tampoco ha aceptado responsabilidad alguna sobre esta denuncia, según The Washington Post ha decidido depositar 2,7 millones de euros en una cuenta bancaria para devolver el dinero -hasta un máximo de 68 euros- a aquellos consumidores que hayan comprado después del 21 de marzo de 2009 alguno de los modelos Vibram FiveFinger y no estén satisfechos con el resultado.

Acuerdo entre las partes

De esta forma, Vibram desea poner fin a este litigio y no seguir incrementando la cuenta de gastos legales que estas denuncias están ocasionando. Este acuerdo también establece que, en caso de que sobre alguna cantidad de dinero tras realizar todos los reembolsos solicitados, ésta tendrá fines solidarios y se destinará a la Asociación Americana del Corazón.

Vibram también se ha comprometido a no afirmar en su publicidad que sus famosas zapatillas de cinco dedos ayudan a fortalecer los músculos o a reducir el riesgo de lesiones hasta que presente nuevos estudios que lo demuestren científicamente.

Denuncias en España

La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos ya ha impuesto dos multas bastante considerables en los últimos años a dos fabricantes de calzado deportivo por publicidad engañosa. Una fue en 2011 para Reebok, que tuvo que pagar 18 millones de euros, y la otra en 2012 para Skechers, que fue penalizado con 31 millones de euros. El motivo en ambos casos fue afirmar que algunos de sus productos ayudaban a adelgazar, reafirmar músculos, corregir la postura o mejorar la circulación.

En España, tal y como recogía el diario El País hace unos días, también se han producido denuncias por parte de las asociaciones de consumidores, aunque ni el Instituto Nacional de Consumo ni las comunidades autónomas, que son las entidades que tienen competencias para sancionar la publicidad engañosa, han actuado hasta ahora.