Como es tradición, la principal concentración tuvo lugar en el Paseo del Prado de La Habana, desde donde se corrió un circuito que no excede los tres kilómetros. En el resto del país, el Terry Fox celebró caminatas y carreras populares simultáneas en todos los municipios y localidades, tanto en áreas urbanas como rurales.

El evento, con carácter exclusivamente participativo, está abierto a personas de todas las edades y desde 1998 se celebra en Cuba para recordar al joven canadiense Terry Fox, que murió víctima del cáncer en 1980.

Un maratón diario

Fox sufrió la amputación de su pierna derecha a los 18 años debido a esa enfermedad y se propuso correr con una prótesis unos 42 kilómetros diarios a lo largo de su país para reunir fondos para investigar el cáncer.

Su carrera se extendió durante 143 días consecutivos, pero diez meses después murió hospitalizado cuando el cáncer le alcanzó los pulmones.

Cuba realiza el maratón como gesto de solidaridad y para promover la lucha contra el cáncer, enfermedad que se convirtió por primera vez en 2012 en la principal causa de muerte en el país, superando a las defunciones por patologías del corazón y cerebrovasculares.

La Fundación Terry Fox ha reconocido que Cuba es el segundo país con mayor participación en este tipo de carreras, por detrás de Canadá.