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jueves, 25 de abril de 2024 00:12h.

El estilo de vida de nuestros antepasados puede ayudar a los deportistas a mejorar su rendimiento

Investigadores de la Universidad Católica de Brasilia (Brasil) y de las Universidades del País Vasco y A Coruña han publicado un artículo en la revista Sports Medicine en el que afirman que cuanto más parecido sea el estilo de vida del deportista moderno al de sus antepasados mejor se adaptarán al entrenamiento y rendirán más.

Foto: Siempre Corriendo

Debido al curso de la evolución, los cambios genéticos se dan lentamente en el Homo Sapiens, mientras que la actividad física y los hábitos alimentarios han evolucionado de manera muy rápida en pocos siglos.

"El entrenamiento de un deportista no se puede alejar mucho de las exigencias competitivas. Sin embargo, sí se pueden hacer modificaciones en el estilo de vida y en la preparación que afectarán positivamente a su adaptación fisiológica, ya que su genoma está más habituado al estilo de vida ancestral", ha explicado a SINC Daniel Boullosa, profesor e investigador de la Universidad Católica de Brasil y autor principal del estudio.

El patrón ancestral al que se referían se caracteriza, entre otras muchas cuestiones, por la prevalencia de actividades físicas diarias prolongadas y de baja intensidad, intercaladas con esfuerzos periódicos "muy intensos de corta duración", explica Boullosa.

 

Nuestro genoma no ha variado desde hace 200.000 años

En la actualidad, Adrián Varela-Sanz, coautor de esta investigación, está analizando los resultados para crear un modelo y comparar dos entrenamientos de fuerza y resistencia de carga similar y corta duración, pero con una organización diferente. "Nuestra especie (Homo Sapiens) y, por lo tanto nuestro genoma, son los mismos desde hace 200.000 años. Sin embargo, lo que sí ha cambiado es el entorno y las condiciones para la supervivencia, por lo que hay un desajuste grande entre nuestra carga genética, que está adaptada a unas exigencias determinadas favorecidas por la evolución durante millones de años, y el estilo de vida actual", apunta el investigador.

Según detallan los científicos, se sabe que nuestros ancestros homínidos vivieron predominantemente en condiciones de hipoxia moderada -menor presión de oxígeno-, entre 1.000 y 2.000 metros de altitud, mientras que el consumo de carbohidratos en la dieta era probablemente menor que en la actualidad.

 

La hipoxia ya se usa en deportes de equipo

De hecho, existen evidencias científicas que sugieren que vivir en condiciones de hipoxia mejora los resultados, principalmente en deportes de resistencia, "aunque también hay ya algunas pruebas en deportes de equipo", añade.

Aunque está comprobado que el carbohidrato en la dieta es importante para responder a las demandas físicas de deportes muy intensos, también se ha demostrado que la señalización molecular necesaria para la adaptación muscular es mayor cuando se entrena con poca carga de carbohidrato en determinadas circunstancias. "Esto se puede entender si nos fijamos en que la dieta de nuestros ancestros siempre fue muy irregular, ya que pasaban de épocas de abundancia a épocas de hambre con mucha frecuencia", asegura el científico.

 

Deportistas de resistencia

Respecto a los deportistas de resistencia, los investigadores destacan que cada vez está más aceptada la mayor efectividad del entrenamiento polarizado, en el que se entrena principalmente a baja intensidad (80%), a pesar de que las demandas competitivas sean a intensidades superiores.

En este sentido, una estrategia "muy interesante" para adaptar este concepto a los deportes intermitentes, como el fútbol o el tenis, sería controlar que fuera del entrenamiento regular se practique un ocio activo de baja intensidad, "sin pasar muchas horas sentados o tumbados, para favorecer las adaptaciones fisiológicas del entrenamiento específico", concluye Boullosa.